lunes, 21 de noviembre de 2011

Suerte y fortuna, ¿mito o realidad?

Desde que me desengache de la televisión mi único medio para permanecer conectado al mundo es la radio, aparte de darme un aire retro, un poco poético con una chispa de hippie. En el proceso de cambio también aprendí a ser selectiva y he hecho mía la mejor cadena, RNE, a primera hora de la mañana me desayuno con Juan Ramón Lucas y su "En días como hoy", a media mañana si tengo un poco de suerte y tiempo almuerzo con Mamen Asencio y su particular "España Directo"... y a la hora de la siesta un poco de humor negro con "Esto me suena" del Ciudadano Garcia &Cía, ¿y quien se puede resistir cada tarde oír la editorial que  presenta Toni Garrido?, poniendo verde a políticos, banqueros y cuanta gentuza pare la tierra, en compañía de su disparejo acompañante el  guiri sueco (Tom Kallene), ya en el camino de vuelta a casa lo que no puede faltar "El ojo critico" con Laura Barrachina y Julio Valverde .
Y es en "El ojo critico" donde me voy a centrar, y ahora la pregunta lógica seria ¿y porque un programa de cultura?, no sé porque misteriosamente cada vez que mi moral se encuentra por los subsuelos es la magia de este programa la que consigue mantenerme en la corteza terrestre, hoy a sido un día de esos en los que venia pensando en los infortunios, tropiezos y desatinos diarios y fue entonces cuando la historia del premio nacional de narrativa "Marco Giral Torrente" consiguío mantener mi confianza por lo terrenal, por lo esotérico y lo místico de las cosas de la vida.
Resulta que Marco Giral como muchos de los que deciden vivir de lo que aman a veces solo consiguen sobrevivir y hoy en ese intento de mantenerse activo para arañarle unas migajas a estos tiempos tan difíciles, salio de romería bancaria (como le digo yo) para que le dieran un prestamillo de 1000 pavitos para comprar un portátil porque por mala suerte el suyo a causa de un tropiezo (literalmente) se cayó y se rompió, resignado y un poco frustado salio de su oficina frente a la negativa de su solicitud, fue sólo 10 minutos después cuando le llamaron para notificarle que le habían concedido el premio nacional de narrativa, dicho reconocimiento viene acompañado con una gratificación dineraria de 20.000 pavitos.
Uuuuuppppssss¡¡¡¡, ahora puede comprar 20 portátiles, ¿a sido la suerte o la fortuna? o simplemente el fruto del trabajo incansable de alguien que hace lo que ama aunque no reciba una recompensa inmediata, y es entonces cuando a mi mente saltan un montón de interrogantes: ¿recibiremos todos el premio por nuestro esfuerzo?, ¿los que consiguen mucho con poco esfuerzo, viven algo efímero? o ¿puede q haya quien trabaje y den lo mejor de sí y nunca reciban su recompensa?, mejor aun ¿nos sentamos a esperar a ver si algún día tenemos suerte y por un acto casi de magia nos llega el premio a la nada?.
La verdad que son preguntas dificiles de contestar porque normalmente quienes viven las experiencias que puedan contestar todas esas preguntas no suelen compartir sus vivencias si no alcanzan la gloria, vivimos en una falsa cultura del éxito que sino conseguimos lo que nos proponemos se nos etiqueta como fracasados y somos tan egoístas que no compartimos dichos fracasos para que los demás se beneficien de nuestros errores.
A todas estas no pude dejar de preguntarme ¿algún día recibiré mi x 20?

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